29/9/2025
En los últimos años, la medición de la huella de carbono ha pasado de ser un elemento «agradable de tener» a un requisito estratégico para las empresas de servicios públicos. La presión normativa, las expectativas de los inversores y la creciente sensibilización de los clientes han llevado a los operadores a informar con mayor precisión sobre las emisiones, yendo más allá de la huella directa para incluir todo el ciclo de vida de las infraestructuras y los servicios prestados. Pero, ¿cómo se mide realmente el impacto climático de una empresa de Utilities? ¿Y cuáles son las palancas para comunicarlo de forma eficaz y creíble?
Las empresas de servicios públicos operan en redes complejas, caracterizadas por activos que consumen mucha energía, grandes volúmenes de datos y procesos con una gran relevancia medioambiental. El impacto no solo afecta a la producción o la distribución, sino también a las pérdidas de la red (técnicas y no técnicas), la eficiencia de los sistemas de bombeo, compresión y tratamiento, las emisiones indirectas de las compras de energía, la cadena de suministro y contratación, y el comportamiento de los clientes finales.
Por lo tanto, medir y comunicar correctamente la huella de carbono es esencial para:
La medición de la huella de carbono se basa hoy en día en marcos consolidados que garantizan la comparabilidad y la transparencia.
1. Protocolo de GEI – Alcance 1, 2 y 3
Es el estándar global para el cálculo de las emisiones. En el caso de las empresas de servicios públicos:
Para muchas empresas de servicios públicos, el Ámbito 3 representa más del 70-90 % del impacto total: no tenerlo en cuenta significa subestimar drásticamente la huella.
2. Evaluación del ciclo de vida (LCA)
La metodología LCA permite analizar el impacto medioambiental a lo largo de todo el ciclo de vida de la infraestructura, incluidas las fases de diseño y construcción de la red, el consumo de materiales (acero, PVC, cobre, resinas), el transporte y la logística, el mantenimiento ordinario y extraordinario, el desmantelamiento y el reciclaje de componentes.
Para los gestores de redes de gas y agua, el LCA se utiliza cada vez más para evaluar qué inversiones aportan mayores beneficios en términos de reducción de emisiones.
3. Taxonomía de la UE y CSRD
La nueva normativa europea exige a las empresas que informen no solo sobre la cantidad de emisiones, sino también sobre:
Por lo tanto, las empresas de servicios públicos se ven obligadas a integrar la medición de la huella de carbono en sus sistemas de información financiera y estratégica.
En los últimos años, la evolución tecnológica ha permitido un salto cualitativo en la monitorización del impacto medioambiental. En primer lugar, gracias a los medición inteligente y las redes inteligentes, que permiten recopilar una mayor cantidad de datos granulares sobre el consumo y la red que, a su vez, permiten identificar fugas e ineficiencias en tiempo real, calcular con mayor precisión las emisiones indirectas, apoyar modelos de tarificación dinámica que premian el consumo virtuoso y habilitar programas de respuesta a la demanda. La digitalización se convierte no solo en una herramienta operativa, sino en un activo estratégico para la sostenibilidad. Además, los sensores distribuidos en las redes eléctricas, de agua y de gas permiten detectar fugas de metano, consumos anómalos, temperaturas y presiones críticas e ineficiencias energéticas en el bombeo y la compresión. Estos datos mejoran la precisión de los inventarios de gases de efecto invernadero y permiten intervenciones predictivas.
A esto se suma el valor de la inteligencia artificial, que facilita estimaciones precisas de las emisiones de alcance 3, modelos predictivos para instalaciones y redes, simulaciones automatizadas de LCA y segmentación de clientes en función del potencial de reducción de emisiones. En perspectiva, la IA generativa también podrá automatizar la presentación de informes ESG y la creación de balances de sostenibilidad.
La medición y la comunicación de la huella de carbono ya no son un mero ejercicio de cumplimiento normativo, sino una ventaja competitiva estratégica para las empresas de servicios públicos. La integración entre la medición inteligente, el IoT, la IA y los estándares avanzados de información permite hoy en día tener una visión más completa del impacto real de la red, lo que facilita inversiones más inteligentes y un diálogo transparente con los clientes y las partes interesadas.
Las empresas de servicios públicos que sepan combinar el rigor técnico, la digitalización y la comunicación eficaz serán las que estén en mejores condiciones de liderar la transición hacia un modelo energético y medioambiental más sostenible.
29/9/2025
8/9/2025
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